Se juntaban las nubes en un abrazo
mientras el arco iris se colocaba en el cielo.
Se levantó el sol de su cama
y dejó brillar las aguas del mar.
La pequeña brisa movía las flores
y mi pelo, al viento, se dejaba llevar.
Mis pies se mojaban en los charcos
que la lluvia pintó al despertar.
La poesía me miraba a los ojos
y su luz me dejaba sin pestañear.